viernes, 17 de enero de 2014

TIEMPO DE CALMA

El tiempo siguió y con él aprendimos a vivir según marcaban las circunstancias. 

Nos despedimos de las fiestas, las noches de bares, las salidas sin rumbo, las caminatas... y dimos paso a la tranquilidad, disfrutar el tiempo en casa, las visitas de familiares y amigos, las horas de descanso en cama, los maratones de películas... 
Seguimos las pautas médicas, las pruebas, las visitas asiduas a urgencias por diferentes "problemillas" que aparecían...

A pesar de que no lo parezca, dentro de esta tranquilidad, este fue un tiempo de euforia; euforia porque los resultados de las pruebas demostraban que la medicación del ensayo clínico funcionaba (POR FIN!) llegando, incluso, a eliminar algunos nódulos. 

Así pasamos unos meses, pero llego el día en que los resultados dejaron de ser tan alentadores y de nuevo, la enfermedad, empezó a avanzar hasta que , definitivamente, la mediación ya no podía luchar contra ella. 

Desde el primer día sabíamos, pues nos lo dejaron bien claro, que este momento llegaría. La medicación era un paliativo, no una cura y como tal tenia una duración finita, la media eran seis meses, pero había personas a las que les hacia efecto dos semanas u otras, como Raul, que superaban la media. 

Con el tiempo no necesitábamos conocer los resultados de las pruebas, la enfermedad avanzaba de nuevo y Raúl lo notaba. Sin necesidad de scaner, tac, ni demás maquinas. 

De nuevo el foco de molestia fue el estomago, donde le encontraron una infección que intentaron sanar a base de drenajes ya que la intervención quirúrgica era realmente arriesgada. finalmente, cuando la infección comenzó a extenderse a los pulmones, Raul y el equipo medico decidieron que no quedaba mas remedio que operar. 

Por segunda vez Raúl entraba al quirófano y por segunda vez a enfrentarse a una operación complicada.

 Dibujo de Rafael Machio, primo de Raul